Hace semanas que me planteo firmemente hacia dónde se dirige nuestra generación. Vivimo en una época de personas digitales, de egos, de ganas de demostrar, de desmesurada soberbia.. Algo que hoy lo llamamos como “postureo”, pero que en el fondo sólo son estrategias que utilizan (alguna vez habré pecado) para quererse a si mismo.
Demostrar lo que vales implica querer ser aceptado, por lo tanto eres dependiente del concepto que tienen los demás de ti. No hay nada que de-mostrar cuando crees en ti.
Pero si hay algo que para mi es realmente peligroso es la frialdad, la sequedad, la falta de respeto, de cuidados, de atención y la falta de miras por las relaciones interpersonales, en todos los ámbitos en los cuales se han sustituido la relaciones físicas, de “tú a tú” por las virtuales, anteponiendo todo lo que hacemos de manera virtual a lo real. Hemos dado paso a la era del «yoísmo».
Que no digo yo que las redes han ampliado, potenciado y ayudado, de las que soy fiel defensor, pero también tienen su otra cara, no estamos perdiendo algo por el camino, o perdemos algo o somos nosotros los que estamos perdidos, por no saber valorar las cosas en su justa medida, le estamos dando un poder extremo a algo que no lo tiene, a una herramienta que no es más que un medio y no un fin.
Somos personas virtuales que nos hemos olvidado de lo principal, ser simplemente “personas”.
Para muestra un botón 😉 ¿Te sientes identificado con estas expresiones?
“Yo te di un like”:
Frase recurrente para decir que me acuerdo de ti, que me importas, que te tengo en cuenta y que somos súper amigos… #porlovisto. Personas que luego te ven por la calle y no te saludan, bajan la cabeza. Amigos que te dan likes todos los días pero que jamás te llaman para preguntarte como estás, o simplemente para tomar un café.
Pero claro, te dio un like… Le importas muchísimo. Un like no deja de ser un simple click.
“Yo te dije que me iba a un sitio por Whatsapp”:
Ahora decir “me voy a un sitio” es igual a “voy a ir tal y tal sitio, ¿tienes algo que hacer?, ¿te apetece venir?” #Porlovisto ahora es así. Debo ser un antigüo, donde los valores, la educación y los buenos modales eran importantes. Cachis, soy yo el que me tengo que adaptar.
“Se te echaba de menos”:
¿Se me echaba? ¿Quién me echaba? ¿Pero me echaba de botarme a la calle como agua sucia o qué? Ah no, que #porlovisto es que esa persona te echa de menos, a ti. Con lo fácil que es decir un jodido: “te echo de menos”, así sin más, ¡en primera persona coño! ¿Qué problema hay de expresar las emociones? ¿Nos comen?
Me importas una mierda, sólo me acordaré de ti cuando me interese, de resto estoy “postureando”. En cualquiera de los casos es totalmente lícito, ya sea porque no saben expresar las emociones o porque son personas tóxicas.
La cuestión no es lo que hacen los demás, la cuestión aquí es que hacemos nosotros al respecto. Lo sensato aquí es leer entre líneas y preguntarse: ¿Quiero este tipo de personas en mi vida?
«Muchas personas van por la vida sin reconocer jamás que los sentimientos que tienen hacia otras están determinados por los sentimientos que tienen hacia sí mismos… ¡Si no estás cómodo contigo mismo, no podrás estar cómodo con los demás!». – Sydney J. Harris
Creo firmemente que nos estamos embruteciendo, que perdemos las formas y lo hacemos de todas las maneras posibles. Tanto mundo virtual, tanto ego, tanto cuento de Disney donde todo es idílico, tanto egoísmo redoblado…
Nos hace perder lo más fundamental y lo máximo que nunca debemos perder: tenernos en cuenta los unos a los otros y dejar de mirarnos el ombligo… O el ombligo de un interés oculto.
Por cierto, hablando de Disney, mi querida @ma6dita ha escrito un maravilloso post “NI PRINCESAS NI PRÍNCIPES DE DISNEY”, (¡bravísima Magda!), donde hace una brutal reflexión sobre el amor. Para mí el amor está implícito en cualquier relación interpersonal, por lo tanto, me viene de perlas su texto:
“Y eso es al final lo que nos falta a todos y todas: amor a nosotros mismos. Tolerar amores a medias, historias mediocres y tratos injustos es no respetarse como persona, es permitir que se atente contra nosotros mismos.”
“El amor mueve el mundo, destruye y recompone. Es así de potente.”
Ahora también tenemos la locura del doble check del whatsapp en azul:
Esto ya es la repanocha, menudo aluvión en las redes sociales con quejas hacia el doble check en azul. Esto lo único que pone de manifiesto son dos cosas: por un lado la falta de seguridad en uno mismo y por otra la falta de confianza en los demás. PUNTO.
Si alguien no te quería responder antes, lo va a seguir haciendo aunque el doble check sea rojo chillón o fucsia. Y si tú tienes una dependencia emocional de base, la vas a seguir teniendo.
Al final como bien dijo mi amiga Esther Pérez:
«La clave está en llegar a la conclusión de que no somos tan importantes»
Quiero hacer un guiño al amigo Ariel Déniz (Psicólogo y creativo que próximamente veremos en este blog, en la sección “Conociendo Marcas Personales”), el cual me comentaba hace unas semanas en una cena: vivimos en la cultura del “es como si” pero no estamos, vivimos selfiados, postureados, en el momento del “vamos a” y es como si estuvieras, pero no estás, hasta que no sucede, no estás. Los “vamos a quedar” nos hace emplazarnos a un lugar, pero que en realidad no estamos y no sabemos si estaremos. Nos acostumbramos al “es como si” viviéramos, pero no vivimos: “Virtualvivimos”.
Y casi para cerrar, me ha encantado un artículo del mundo.es, del cual extraigo:
“Puede ser un disparate o sólo una hipérbole de las relaciones. Piensen en la última vez que estuvieron cenando con amigos. ¿Cuántos de ellos estaban escribiendo a otras cinco o diez personas? ¿De los 200 amigos que tiene en las redes sociales, a cuántos conoce bien? Que los hayas visto luciendo bañador no significa que sean íntimos.
“Las relaciones interpersonales se están transformando radicalmente. Las redes sociales optimizan y facilitan la comunicación, tanto que frivolizan y la mantienen en un tono más superficial. Hemos cambiado calidad por cantidad.” – Antoni Bolinches (Psicólogo).
Vivimos en la era del “no esfuerzo”, del hedonismo, de la inmadurez. Nos estamos deshumanizando, entramos en un modelo de relaciones consumistas, con una insatisfacción perenne.
“Para entender las relaciones hay que conocerse bien a si mismo y eso es un trabajo que no acaba nunca. Pero parece que no somos capaces de darnos ese tiempo”. – José Bustamente (sexólogo y psicólogo).
Para mí tengo una máxima, da igual que sea virtual, oflline o hasta metafísico si me apuras…
“Donde no existe el interés, existen las excusas.”
Cuando compartimos, mejoramos todos.
Cada vez que te leo me gustan más tus opiniones.y la conclusión final es muy correcta a mi modo de ver 🙂 besos
Buen artículo caballero. Me enganchó desde el principio. Las redes sociales han hecho mucho daño, no perdón, nos hemos dejado hacer daño. Como bien comenta, aún quedan seres «analógicos» con café JSP y vino en casa para degustar con quien bien venga. Ya del WhatsApp y de la «inherente» necesidad de responder si estás en línea no decimos ná!
Wow! Alberto que alegría verte por aquí. Me alegra eso de que te «enganchara desde el principio». Estoy totalmente convencido que las redes sociales han llegado para cambiar el mundo, para ayudar, para comunicar… Pero en su justa medida, todo lo que se lleva al extremo se convierte en perjudicial. Por lo tanto, aprovechar esos momentos virtuales pero también, los momentos JSP o del café que guste. No debemos dejar de ser personas, que es lo básico.
Un fuerte abrazo!
Debes tener un don para hacer que un post larguito (no es crítica) se lea tan bien y tan rápido. Que se disfrute, vamos.
Espero algún día tener la ocasión de hablar de este tema tan apasionante. Y no me refiero a la «generación del like», que bien señalas muchos de sus aspectos, sino a este eterno retorno de, generación tras generación, enviar un mensaje de «dónde van a parar las nuevas generaciones!». Al final hacemos lo mismo que hacían nuestros abuelos con nuestros padres, nuestros padres con nosotros, etc. Empiezo a pensar que la historia de la humanidad es aquello que mejora poco a poco mientras señalamos que todo va a peor.
Las formas de relacionarse cambian y por cada cambio siempre hay una generación bufando y llevándose las manos a la cabeza. «Ya, pero estos cambios que señalamos, la pérdida de la calidez en las relaciones, el mundo digital, pérdida de cultura del esfuerzo, son reales» Lo mismo nos decían a nosotros. Toda generación piensa al final que la siguiente se está echando a perder.
No quiero decir que todo valga, ni que todo sea bueno, ni que no haya que criticar y querer corregir, hay cuestiones indiscutibles y que bien señalas, sol señalo que me parece curioso cuanto menos nuestra resistencia al cambio.
Gracias, Alexis!! Un abrazote
Pablo amigo mío, gracias por pasarte y por tus palabras, sobretodo todo la parte de «el don» jaja
Sería fantástico debatir del tema, pero en realidad seguro que no hay mucho que debatir pues creo que pensamos lo mismo. El enfoque no va sobre estas generaciones, el enfoque está sobre el uso o abuso de tecnologías, dejando a un lado lo humano, «lo que nos hace personas». Pero no lo establezco a esta generación, sino a cualquiera.
El cambiar a las personas por cosas ha sido el punto débil del ser humano en todos los tiempos y eso es lo que no lleva al fracaso. El optar por el «yoismo» y mirarse el ombligo, o en este caso mirar una pantalla.
Por el contrario soy un fiel adoptado digital 2.0 y apuesto muchísimo por las redes sociales, pero sin dejar de apostar por las personas. En esta última idea está el centro de toda mi post.
Un abrazo ENORME Pablo 😉