«Reconecta»; esa era justamente la propuesta que esta mañana hice en mi perfil personal de facebook, en el cual poco a poco retomo la actividad de conexión (de la cual uno nunca desconecta, de ahí lo de reconectar). Justamente esa es mi moraleja de este verano, que en la era digital en la que nos encontramos todos inmersos, nunca llegamos a desconectar del todo, algo muy positivo para la comunicación, pero negativo por el estrés que provoca el estar continuamente conectado y su consecuente infoxicación.
Me quedo principalmente con 2 aprendizajes:
- Encontrar el punto de equilibrio necesario entre lo digital y lo no digital, entre online y offline, así como reorganizarse de tal manera que puedes comerte todos aquellos sueños y proyectos, evitando que éstos sean los que te coman a ti. Ya decía con mucha sabiduría mi abuela: “no te eches más en el plato de lo que te puedas comer”.
- Nunca llueve al gusto de todos, al igual pasa con el vecino de al lado. Aquellos que creemos fieles y leales, no lo son tanto más que a si mismos. ¿Cómo ver la parte positiva en esto? Que si es persona/momento/lugar/cosa no es lo suficientemente tóxico para tu vida, disfruta de su parte buena (que seguro la tendrá) de la parte que te aporte, que sume y pon distancia a todo aquello que te quite fuerzas y energías. Según el post del libro gente tóxica, sobre todo mantén lejos: a los lobos con piel de cordero, los victimistas y sobre todo a los negativos nivel experto, como le suelo decir a un amigo: «con esos es que no puedo».
Además, de mis diferentes lecturas he sacado unos cuantos puntos que a mi (y espero que a ti) me servirán para re-conectar en esta nueva temporada que viene cargada de nuevos sueños y proyectos. Aquí van:
Mantén tu centro existencial: Esto no significa que seas un muro de hormigón armado, duro e indestructible, quiero decir que busques la coherencia en todo lo que haces pero sin perder de norte tu centro, tu núcleo. Tu forma de ser, pensar y actuar deben ser congruentes con el entorno, pero también contigo mismo, y esto es algo que normalmente no tenemos en cuenta, ya que siempre nos ponemos en último lugar para agradar a los demás. Tú no eres una cometa que donde va el viento, allá que vas tú. Debes tener tus propias convicciones pero a la vez tener la flexibilidad de replantearte todo, sin que ello te haga perder tu camino ni desestabilice tus emociones.
NO a la dispersión y procrastinación: La solución más práctica es hacer una sola cosa a la vez, desactivando todo lo demás. Esto es en todas las areas y en todos lo sentidos, una persona puede ser multitarea, pero lo que no puedes tener es “multiatención” y cuando estás en todo, al final no estás a nada. No cedas ante la inercia de posponer, sé estricto con tu misión y proyecto, tenemos tantos planes que no nos centramos por lo que luego llegan las lamentaciones.
“El cazador que acecha a dos conejos, no atrapa ninguno”. Proverbio Zen.
Evita las preocupaciones, miedos, estados de ansiedad: Hay que tomarse los acontecimientos con calma, siempre lo digo, las cosas son como son, somos nosotros los que damos a “algo” la connotación de bueno o malo, por lo tanto, relativizar y entender que debemos reprogramar nuestra vida para no caer en un estrés excesivo. Desactivar el piloto automático y poner el manual, ese del que somos conscientes de lo que decimos, hacemos y vivimos este en línea con nuestra misión.
“Hoy es el mañana por el que el ayer te preocupabas”.
Potencia tus talentos naturales: Busca la manera de dedicar un tiempo (si es que no lo haces actualmente) a aquello que de forma innata sabes hacer bien, tu pasión, aquello que te entusiasma hacer y pierdes horas y horas sin que te des cuenta. Eso es tu “talento natural”, aquello con lo que te sientes realizado. Puede que seas conserje en la recepción de un hotel porque necesitas ese dinero para vivir, pero ello no impide que busques la forma de que, en tu tiempo libre dedicarlo a aquello que te impulsa y te carga las pilas de forma natural, ya sabes, tu equilibrio.
Pon freno a tu pesimismo interno y al ajeno: Céntrate en la soluciones y no en el problema, no des vueltas a los asuntos. Pasa a OCUPARTE, en vez de pre-ocuparte. Si algo tiene solución, ¿para qué preocuparse? Y si no la tiene, ¿para que preocuparse también? Haz una criba mensual (en serio, mensual) de toda aquella gente que te intoxica y que resta en tu vida, es una de las mejores prácticas que tengo en mi vida. Evita el análisis excesivo, practica la gratitud (algo que usualmente olvidamos y creemos que todo no es dado, por arte de magia!). El optimismo, aunque no lo creas, es un hábito y se aprende con práctica.
“El campo de la conciencia es diminuto. Sólo acepta un problema a la vez”. Antoine de Saint-Exupéry
Aprende a amar en todos los sentidos: No hablo exclusivamente de la pareja, hablo del amor en todos lo sentidos: amigos, pareja, familia, compañeros. Un amor descontaminado es un amor sano, equilibrado, no-tóxico. Que suma y es funcional. Y todo lo que es funcional en un área de tu vida, redunda en todas los demás ámbitos.
Lucha por tus ideas vitales: Principios y valores, aquellos intrínsecos de tu ser, lo que verdaderamente es importante para ti. Aquello que te motiva y respetas, son todas aquellas cosas que marcan límites saludables entre tú y el mundo que te rodea.
Habla con tu notario interno: Escúchale y pide una nueva tasación, retoma aquellos hábitos que hacen que tu autoestima esté equilibrada, cuidándote. Todos tenemos un motor de crecimiento interno, en constante desarrollo, como tal, requiere de tareas de mantenimiento las cuales pasan por autorresponsabilizarse de uno mismo y administrarse adecuadamente en nuestras carencias y potencialidades, reconociendo con humildad tantos unas como otras.
“El amor propio es el origen de la ética personal que nos indica cómo hemos de vivir”. W.Riso
Y a ti, ¿qué te parece? ¿Reconectamos junt@s?
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Photo Credit: CondéNastTraveler