Todos alguna vez en nuestras vidas sentimos ese golpe en el corazón, ese trompazo con la pared, esa jodida patada en la barriga. Algo de nosotros se rompe cuando alguien al que queremos con todo nuestro ser nos hace daño, nos traiciona (da igual la forma emocional en la que lo hagamos, querer es querer).
A veces nos empeñamos en cosas que no pueden ser, forzamos, gastamos (nos desgastamos), utilizamos nuestro último cartucho en cosas que ya sabemos de antemano que NO pueden ser, y da igual absolutamente de quién es la culpa, si tuya, de él o de ella. Lo que no fluye, no va a ninguna parte, lo que no puede ser, no tiene razón de seguir.
Cuando algo está quebrado, por mucho que lo pegues, se notan las grietas.
¿Qué más dará quién es el culpable? ¿Qué coño importa? ¿Acaso lo vas a llevar a juicio y culparlo por no quererte?
Sentencia de desprecio, cariño.
La jodida sentencia se la pone uno mismo por pretender que los demás nos aporten la felicidad que merecemos (a toda costa), pretender que somos lo mejor que pueden tener (qué injusto que alguien piense eso de mi).
¿Por qué voy a pensar así yo de alguien?
Señales: esas que nos indican lo que va bien o lo que no va tan bien, una desconexión, algo que nos dice que no nos quieren (o que hemos dejado de querer), ese sexto sentido al cual metemos siempre en el cajón del olvido, pero que SABE absolutamente lo que nos pasa. Vivimos en un bucle de ir y venir hacia personas, momentos, situaciones o cosas donde creemos que tenemos todas las posibilidades del mundo, pero éstas sólo están en nuestra cabeza. Historias basadas en hechos reales, pero sólo en nuestra cabeza.
A ti querida amiga, a ti te ha pasado (como a mí y a muchos nos sucedido, bastantes veces), sabías perfectamente lo que sucedía, las consecuencias, lo que estaba mal, ese algo que te hablaba. “Esta vez será diferente”, y no, no lo es. Ignoraste las señales, las tuyas propias. El raciocinio se quedó en la cocina. ¿Por qué tratas como prioridad a quién te trata como opción? ¿Por qué funcionas como un aeropuerto? ¿Tu vida depende de quién salga o entre de ella?
“Vamos a tomarnos un tiempo” = MENTIRA. No creo en los tiempos, es una gran patraña, o amas o no amas, o quieres o no quieres, quién duda que ama, es que NO LO HACE. Y punto.
¿Cómo coño voy a dudar yo si quiero a alguien? ¿Estoy tonto?
Los “vamos a darnos un tiempo” significa “voy a hacer mi vida sin ti, cariño, pero no quiero que te vayas, no vaya a ser que lo que yo voy a estar haciendo por ahí (sin ti claro) no me guste del todo y entonces quiera volver a tu lado y tú me estés esperando dulcemente”. Y un cojón.
No princesa, ¡NO! No te dejes quitar tu corona por un vulgar SAPO, tú eres una princesa que será reina y mereces un príncipe que luego será REY, el gran REY de tú vida, de vuestra vida juntos.
Al final todos queremos que nos quieran, pero no a cualquier precio, joder. ¿Cuál es esa palabra?
Dignidad. Esa es la palabra.
A veces es preferible desear lo mejor, dejar marchar, o irse uno, porque… ¡Eso nos hace libres! Libertad para decidir sobre nuestras vidas, tú vida. No llenes los huecos de tu corazón con cualquier cosa, conformándote con lo primero que te viene o con lo último que llegó, porque es tu “amor de juventud”, porque te estás perdiendo una vida maravillosa, llena de luz y vida. No te empeñes en alguien que no te sabe apreciar, adiós, cierra la puerta, cierra el capítulo, cambia de libro, gracias por venir y por lo que construiste, ¡pero vete ya!
Es triste que alguien al que le hemos dado toda nuestra confianza, la use como arma para destruirnos. Pero más triste es ver que no lo consigue. Es hipocresía a la décima potencia comprobar que no había ningún interés real y sano en la relación, o que lo hubo y cambió, o que tú pensaste (te autoengañaste) que había. Ahora, ya no es.
Nadie que te quiera, deja que lo pases mal ni un solo minuto.
Y te preguntas: ¿Cómo alguien puede perder su esencia? Destruirse, inventarse personajes, volverse gris para ser un SAPO más, ¡pero no eres una heroína para tener que rescatar a nadie! Cada palo que aguante su vela y sus decisiones. Alguien dijo una vez, el único príncipe o princesa al que tienes que querer lo tienes frente al espejo… Y qué razón llevaba. A veces Disney se pasó de rosca con sus historias…
Pero creo que la vida todo lo devuelve, ese famoso karma que todo lo pone y coloca en su sitio y cuando actúas desde el corazón, no hay orgullos, ni soberbias, ni arrogancias que valgan, sólo sientes. No hay rencor. Entonces todo lo que hiciste, bien hecho está, lo hiciste de verdad. Porque lo que se hizo con el alma es indestructible.
Es lógico que no puedas controlar cómo te sientes, pero si puedes controlar como dejamos que los demás nos traten. Pero hay que decir ¡ya basta, fuera!
LÍMITES ante lo que no es justo, ante lo mediocre, lo insulso, ante el maltrato, la arrogancia, el orgullo, la hipocresía. Decir se acabó y un “te comes con papas y ensalada la soberbia, porque yo decido dejar de atragantarme con ella” – (frase a repetir las veces que sean necesarias).
El amor es aquello que puedes dejar en las personas, algo que queda mucho después de que no estés físicamente y te hayas marchado. Haya salido mal o bien, es algo más tuyo que suyo. Es ser consciente de preocuparte por la persona que te importa y saber que además de ti, hubo otro. Si tú sentiste eso, tu corazón se podrá reconstruir, una y mil veces.
Porque fuiste real.
No beses a más sapos, ni dejes que te quiten tu corona.
Princesa.
Cuando compartimos, mejoramos todos.
#CompartirEsMejorqueCompetir
Qué bello !!! Qué buena reflexión .. Así es muchas veces una se olvida quién es uno por creer en personas que lo que hacen es destruir nuestro autoestima …
¡Mil gracias por compartir tu opinión y pasarte por aquí a comentar!