No, no te quiero, debo cambiarte.
No te quiero con tantas imperfecciones, en un mundo de perfectos, tú sobras.
Te digo que no, esa nariz que tienes puntiaguda, las arrugas que te van asomando por la comisura de los labios, eso te pasa por tanto reírte, ¡TE LO dije! No debes sonreír ni tampoco ser feliz, la felicidad te causa fealdad.
Te rechazo, no me gusta tu pelo canoso, ni tus entradas que hacer entrever una calva, te haces viejo, no me gusta lo viejo, ni siquiera de joven me gustabas, menos ahora.
Ya no tienes los bonitos ojos y llenos de luz que una vez me cautivaron, tienes la mirada triste, arrugas en el entrecejo, así ya no me enamoras.
No me gusta tu cuerpo, estás gordo, amorfo, has perdido ese cuerpo “medianamente” pasable que tenías, ya has dejado de ser apto, dejaste de ser válido.
Donde unas protuberantes montañas, hoy quedan apenas dunas. Donde serpenteaban curvas, hoy quedan rectas.
Donde había una sonrisa brillante hoy queda, bueno, no sé si queda algo.
¿Y esa cicatriz? No puedo ni mirarla, ¡tápate estúpido!
Has perdido tu chispa, el humor que te caracterizaba, las noches que convertías en días, las aventuras que llegaban sin cesar, la forma de creer en la vida, esa capacidad de inventiva y hacer realidad lo que sueñas.
Te has perdido, ya no te quiero, tengo que ir a cambiarte, así no me sirves, necesito el ticket de devolución.
O tal vez…
Eres alguien imperfecto, pero justamente eso te hace diferente, no sobras, eres único, eres alguien totalmente válido.
Me gusta tu nariz irregular, que tan bien va con tu cara, esas arrugas que van asomando cuando sonríes, ¡te quedan TAN BIEN! Cómo se nota que has sonreído mucho en tu vida, cómo se aprecia que has sido feliz.
Te acepto, me gusta todo de ti, esas canas que van asomando te hacen tan sexy, tan maduro, tan atractivo… ¡Bendita madurez!
Sigues manteniendo ese brillo de esperanza en los ojos, esa mirada chispeante… Iluminas el camino por donde piso, ¡que personalidad tan arrolladora!
¡Cómo me gusta tu cuerpo! Me encanta apretarte, estrujarte, tener donde coger o aunque no tengas, ¡estás de lujo de todas las maneras!
Me gustan tus rectas, tus curvas, tus dunas, tus recovecos, tu piel. Esa sonrisa pícara que nunca has perdido con el paso de los años.
Estoy enamorado de esa cicatriz, es la marca de la experiencia, la marca de haber sufrido y de poder contarlo, es la marca que te recuerda que tú eres fuerte, que eres alguien fuerte, eres un jabato que ha sabidos salir adelante, pese a todo, pese a todos, has luchado…
Y ese coraje por la vida, ¡es lo que me tiene enamorado de ti coño!
Creo en ti, creo en el carisma que te caracteriza y que madura con los años, en tus sueños, en tu forma de ver la vida.
Creo en tus errores porque te han hecho mejorar, creo en tus fracasos porque te han hecho ser mejor persona, has aprendido, has vencido muchos miedos y te quedan otros muchos, aún así continúas, ¡hasta creo en tu forma de seguir creyendo en los demás, a pesar de los batacazos que te has llevado!
Creo en tu capacidad de cumplir con todo lo que te propones, creo en el optimismo con el que te levantas cada mañana, creo en cada una de las nuevas versiones de ti… Con todo lo viejo y con todo lo nuevo.
Y hoy frente al espejo digo:
Te quiero, no te cambio por nada.
No me cambio por nada.
PD. Diálogo a utilizar con tu propio espejo, las veces que te hagan falta.
Cuando compartimos, mejoramos todos.
#CompartirEsMejorqueCompetir