Tenemos que empezar a mirar a los demás, así como a uno mismo con otras gafas, con otros ojos, otra mirada, entender mejor los fallos propios y los ajenos. Empatía, si señor, a raudales, empatía por encima de nuestras posibilidades, (incluso la empatía con uno mismo). Nos moldeamos, nos adaptamos, nos entendemos.
Cambiando la forma de ver las cosas, lo cambiamos todo.
Creo fundamental para conectarnos, intentar sentir por los demás, ponerse en sus zapatos, comprender que los demás no son perfectos… Así como uno tampoco lo es.
Erramos, mucho.
– Y seguimos caminando. Pero a veces, no lo hacemos y dejamos:
Dejamos de creer en nosotros mismos pensando que no valemos la pena, que nada vale la pena. Yo creo que todos somos VÁLIDOS, no necesitamos que nadie nos venga a decir si somos aptos o no, lo somos porque sí, siempre hay algo que podemos aportar a los demás. Y siempre los demás van a aportarnos algo a nosotros.
Dejamos de querernos con el paso del tiempo, no nos sentimos bien con lo que hacemos, ni con quién estamos, ni con nosotros mismos. ¿Cómo va a salir algo adelante si uno no está bien consigo mismo? Todo lo que intentas, no sale.
– Más bien debemos dejar:
Dejar de magnificar lo malo y darle el verdadero valor que merece a todo lo bueno que tienes, a todo lo bueno que tienen los demás, lo que nos aportan, los que son de verdad, a los que nos quieren, aunque nuestras viejas gafas estén empañadas y no lo veamos.
Dejar a un lado el ruido, escuchar más a los demás, desde la neutralidad y no desde nuestro jodido ego que nos engaña, escucharnos más a nosotros mismos e irnos a un rincón, en silencio, y hacerle la pregunta a quién sabe la verdad:
tu corazón.
Dejar de desperdiciar momentos, minutos, horas, ¡una vida! En malentendidos, en tiempos muertos, en falta de comunicación, en temas en el limbo que no llevan a ninguna parte. La vida no espera, o te subes o te bajas.
Dejar la soberbia a un lado, mirar las cosas de frente y con humildad. Convertirlo en lecciones aprendidas y entendimientos.
Me cambio de gafas, las veces que haga falta.
«No perder nunca la sonrisa y las ganas de luchar, aunque estés librando mil guerras por dentro, aunque a veces te quedes sin fuerzas, aunque no puedas arreglar el mundo entero… Puedes arreglar tu parcela.»
Cuando compartimos, mejoramos todos.
#CompartirEsMejorqueCompetir