¿Cada cuánto piensas en por qué tus amigos entraron en tu vida?
¿Fue aleatorio, intencionado?
¿O puede que un poco de ambas cosas?
¿Por qué crees que la amistad es tan volátil?
Sin importar la razón, sin saber cómo, simplemente sabes que algunos amigos van a estar a tu lado por un tiempo, de otros, no estás tan seguro.
Y luego está ese amigo que esperas que sea el incondicional, con el que crees compartir tus experiencias, tu camino, por el que apuestas todo a caballo ganador… Pero resulta que no lo es, no es el ganador de la carrera.
Si eres de los que le gusta investigar, pensar, darle vueltas al coco, a las emociones y sus misterios, tal vez sea justamente un misterio tipo “Iker Jiménez” que no se puede resolver: qué extraños motivos son los que suceden para que algunas personas entren en nuestras vidas; algunas se vayan y otras se conviertan en parte de ti.
La amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea. – Alberto Moravia
Algunas amistades parece que durarán para siempre y otras… Otras terminan demasiado pronto. No todas las amistades están destinadas a durar toda la vida, pero lo que si dura para siempre es el dolor cuando esa persona se ha ido, llevándose un pedazo de nosotros con ellos.
Nunca he creído, al igual que en el amor, en esas relaciones explosivas, fulgurantes, de un día para otro, tipo “te conozco hoy y mañana desayuno, almuerzo, me voy de compras, de marcha, te cuento mi vida y cena contigo”.
No me lo creo.
Las raleras dan cagaleras. – Mi abuela
Lo bueno siempre se ha cuece a fuego lento, de toda la vida. Lo que nace de hoy para mañana, muere también en la misma medida.
La buena amistad se cuida, se mima, se busca en el tiempo, se riega adecuadamente para hacerla crecer, se va construyendo a bases de detalles sólidos nacidos del compromiso evitando la toxicidad de las excusas, vive de la naturalidad, del entendimiento recíproco que se produce cuando conectas con alguien, de la necesidad de cuidar y de que te cuiden, de los momentos compartidos (muchos o pocos) pero con peso suficiente para solidificar unos cimientos que perduren toda una vida.
Tal vez la pregunta que debemos hacernos no es:
¿Por qué entran o salen de nuestras vidas?
Sino más bien:
¿Para qué?
Y sin duda alguna te puedo decir: todas vienen para ENSEÑARNOS.
Cuando compartimos, mejoramos todos.
#CompartirEsMejorqueCompetir